Los mercados financieros internacionales registraron hoy una de las jornadas más volátiles del año, luego de que el precio del petróleo, el cobre y el dólar estadounidense experimentaran caídas simultáneas, un fenómeno poco habitual que encendió las alarmas entre inversionistas, bancos centrales y organismos multilaterales.
El precio del petróleo Brent retrocedió un 4,7%, cayendo por debajo de los US$ 73 por barril, su nivel más bajo en más de doce meses. La caída se atribuye a una disminución inesperada en la demanda energética de China, el mayor importador mundial, donde nuevos indicadores industriales mostraron desaceleración manufacturera y menores niveles de exportación.
El cobre, por su parte, cayó un 3,1% en la Bolsa de Metales de Londres, ubicándose alrededor de los US$ 4,21 la libra, presionado por proyecciones económicas negativas y la reducción en la producción de varios países sudamericanos por motivos climáticos. Para Chile, principal productor del mundo, este descenso podría significar un impacto directo en ingresos fiscales durante el primer semestre de 2026.
El dólar estadounidense también sufrió retrocesos, debilitándose frente a monedas europeas y latinoamericanas. Analistas explican que esta caída se relaciona con señales desde la Reserva Federal, que estaría evaluando recortes a la tasa de interés antes de lo previsto, debido a la desaceleración del consumo interno y la baja en la confianza empresarial.
Los mercados asiáticos reaccionaron con fuertes oscilaciones. En Japón, el Nikkei 225 cerró con una caída del 2,4%, mientras la bolsa de Shanghái retrocedió un 1,9%. En Europa, el panorama fue similar: las plazas de Londres, Frankfurt y Madrid cerraron con pérdidas generalizadas, afectadas por la incertidumbre energética y temores de una contracción global.
Los expertos advierten que una caída sincronizada de commodities y monedas clave suele ser un indicador de riesgo macroeconómico. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico proyectó que, de continuar esta tendencia, el crecimiento global en 2026 podría situarse “muy por debajo de lo esperado”, especialmente si la desaceleración china se profundiza.
En América Latina, países dependientes de materias primas —como Chile, Perú y Colombia— podrían enfrentar presiones fiscales, inflación controlada pero persistente y dificultades para impulsar la inversión interna. Los gobiernos de la región ya analizan nuevos planes económicos de contingencia.
Aun así, algunos economistas mantienen una visión más optimista, señalando que la volatilidad podría revertirse si los estímulos monetarios en Estados Unidos y Europa logran estabilizar la actividad durante el primer trimestre del próximo año. La clave, dicen, será la reacción coordinada de los bancos centrales y la capacidad de China para recuperar su ritmo industrial.






